lunes, 24 de diciembre de 2007

Huellas

Está andando por la pared lateral de la habitación. Es un hombre dibujado a trazo de lápiz, sin colorear, calvo y vestido de traje. Recorre la amplia habitación y cuando llega a la puerta y la ventana da un salto. Así me va rodeando y no parece darse cuenta del extravío de las leyes de la naturaleza. Y a cada vuelta parece encontrarse por primera vez con los obstáculos, y se entretiene simpático abriendo y cerrando el armario, y apartando cuidadoso la lámpara de pie. Y poco a poco se llenan las paredes de pisadas de zapato dibujado a lápiz. Temo levantarme del sillón y quizá quebrar, su orden gravitatorio, su normalidad, y hacerlo entrar en la mía, que es ¿la buena?. Lo dejaré así, paseando por las cuatro paredes, haciendo cíclicamente que el techo sea pared, la pared sea suelo y el suelo, techo; y lo observaré a ver qué hace...