jueves, 17 de mayo de 2007

Acercarse a lo pequeño


Tocar la tierra, posar la mejilla por ella y olerla, y mancharse, tumbarse, y permanecer un rato largo, ahí tranquilo perder la noción del tiempo y el lugar. Abrazar el tronco de un árbol, tocar la corteza con las palmas de las manos y pasarlas de arriba a abajo. Escuchar la casa muda, la música de la ciudad.
Dejar todos los planes del día y simplificar en la trabajosa faena de no hacer. Prescindir. Pintar de blanco.